Es frecuente ver a diario, principalmente en los noticieros de señal abierta, una franja de noticias policiales sobre la inseguridad ciudadana, especialmente en Lima, cometidas por delincuentes comunes: asaltos al paso, asesinatos, etc.
Sin embargo, habría que señalar que el problema social de la delincuencia común es solo la punta del iceberg de problemas estructurales y endémicos como la desigualdad en el acceso a la educación de calidad, carencia de trabajos con salarios dignos (esto se asocia a la baja productividad y falta de tecnificación), servicios de salud de calidad, etc. Es difícil, no obstante, tratar de atacar uno de estos problemas si no se atacan los demás pues todos está imbricados: sin acceso a servicios de salud y a una buena alimentación o a trabajos con salarios dignos, las reformas en educación difícilmente se consolidarían del todo. Atacar estos problemas no trae beneficios a largo plazo pues los cambios y reformas en estos ámbitos trascienden los gobiernos y nos hemos (mal) acostumbrado a exigir resultados inmediatos a los políticos y autoridades de turno. De ahí que sea más aplaudido la captura de bandas de delincuentes (con todo el espectáculo -a veces hollywoodense- que acarrea) que políticas de estado de largo aliento que pasan desapercibidos -como el Plan Nacional de Acción por la Infancia y la Adolescencia[1] – y cuyos resultados no son visibles de manera inmediata sino en el largo plazo.
Por otro lado, y ya en nuestro contexto, la desigualdad al interior del país es aun más brutal: en la región Ayacucho, por ejemplo, el gasto mensual real por hogar asciende a poco más de mil soles: en el penúltimo lugar, solo por encima de Huancavelica (Véase el cuadro 1), siendo Lima la ciudad que triplica este gasto.
CUADRO 1
FUENTE: INEI-ENDES [1] Véase más acerca de esta política en https://www.mimp.gob.pe/webs/mimp/pnaia/pnaia.php
Paradójicamente, en cuanto al costo de servicios básicos como la electricidad, Ayacucho ocupa el sexto lugar entre los departamentos que más pagan por este servicio (Véase el Cuadro 2). Estas brechas pueden agudizarse aun más si contamos con el de hecho que la prevalencia de la anemia en Ayacucho llega al 45% en niños de 6 a 36 meses (Véase el Cuadro 3).
Como lo establece la OMS (Organización Mundial de la Salud) “La carencia de hierro en menores de dos años puede tener efectos considerables e irreversibles en el desarrollo cerebral, lo que puede conllevar repercusiones negativas en el aprendizaje y en el rendimiento escolar en etapas posteriores de la vida.” (OMS, 2020). En efecto, atender estas necesidades es crucial pues una región donde casi la mitad de los niños de la primera infancia padece anemia es una región condenada a tener jóvenes y adultos con problemas de aprendizaje, bajo rendimiento escolar y, por ende, baja productividad; todo ello, sumado a los ya existentes problemas de desigualdad solo harán que la región se sumerja aun más en el subdesarrollo.
En los últimos años, sin embargo, se ha tratado de revertir estas brechas con programas como el Plan Nacional de Acción por la Infancia y la Adolescencia y Qaliwarma que, a diferencia de programas anteriores, contemplan un enfoque intercultural que contextualizan su ejecución de acuerdo con las zonas donde se ejecutan. Esto, desafortunadamente, no ha eximido que la gestión de estos programas en zonas del interior del país haya sido aprovechada de mala manera para intereses personales. No obstante, es cada vez más claro para los ciudadanos (más conscientes de su rol como tales) que el ejercicio pleno de su ciudadanía contempla la fiscalización de la gestión de estos programas. Este ejercicio de la ciudadanía plena ha sido tomado por el Ministerio de Educación del Perú como un eje transversal en todos los sectores del Estado y como una política educativa que no se ciñe a las escuelas y que nos acompañará en los próximos 15 años.
Finalmente, es importante prestar mayor atención y dar solución a aquellos problemas que tendrán una repercusión profunda en la sociedad y que podrían estar entre las causas de los problemas que hoy nos aquejan (delincuencia común, deserción escolar, drogadicción, alcoholismo, etc.). Atacar la delincuencia común es sumamente importante; pero igual de importante es también atacar las raíces de estos problemas. Pensar que el solo endurecimiento de las leyes para castigar a delincuentes comunes o funcionarios corruptos (delincuencia de saco y corbata) es caer en la ilusión de que atacando los síntomas puede curarse la enfermedad.
CUADRO 2

FUENTE: INEI-ENDES
CUADRO 3

BIBLIOGRAFÍA
Organización Mundial de la Salud (2020, abril 20). Las nuevas orientaciones de la OMS ayudan a detectar la carencia de hierro. Disponible en https://www.who.int/es/news/item/20-04-2020-who-guidance-helps-detect-iron-deficiency-and-protect-brain-development [Fecha de consulta 12 de noviembre de 2020]