Hoy en día la lectura de textos medianamente complejos ya no suele ser habitual. Nos estamos acostumbrando a leer fragmentos de información, a captar ideas aisladas: tuits, frases, memes, etc. Todo ello nos proporciona satisfacción a corto plazo, pero puede no desarrollar las habilidades que sí podemos lograr cuando nos dedicamos a una lectura atenta de textos más complejos.
En un experimento llevado a cabo por Nicole K. Speer y otros psicólogos en 2009, pudieron detectar que las personas al leer cuentos (compuestos de acciones), las partes de su cerebro que se activaban eran las mismas que las que ellos leían. Es decir, si yo leo la historia de Pepito cogiendo palta, en mi cerebro se activarán aquellas zonas que se activan cuando yo hago la actividad física de coger palta, aunque yo no me mueva de mi silla. Y probablemente a usted que lee este artículo, cuando lea la acción “Pepito coge palta” y se imagina vívidamente dicha acción, en su cerebro se le activen las zonas que se ponen en funcionamiento cada vez que usted, efectivamente, realiza la acción de coger palta.
Lo fascinante de esto es que los detalles de las acciones que uno va leyendo en el texto quedan registrados en nuestra memoria como si de verdad lo hubiéramos vivido. Es decir, en algún grado nos hacemos más sabios. El filósofo y escritor italiano Humberto Eco decía: “El que no lee, a los 70 años habrá vivido solo una vida. Quien lee habrá vivido 5.000 años”. Y esto no es solo una frase alentadora, sino que, con el estudio que hemos señalado, es algo que efectivamente ocurre: mientras la lectura sea un hábito, nuestro cerebro acumulará las historias y sus acciones como si fuera experiencia vivida.
¿Qué podemos extraer de esto nosotros como docentes?
- Seleccionar con cuidado lo que vamos a leer Educar niños parece una tarea simple pero no lo es. Si queremos que nuestros estudiantes mejoren como personas, incrementen su empatía y generen buenos hábitos, debemos elegir los textos que nosotros creamos que promuevan todo ello o que les ayuden a reflexionar sobre situaciones problemáticas en las que se desenvuelven los personajes. Al pedirle a un estudiante de primaria que se ponga en los zapatos de Paco Yunque estaremos inculcando la empatía, pero también la reflexión acerca de la justicia, la ética y conciencia sobre los problemas de la realidad Ayacuchana y peruana.
- Calidad antes que cantidad: A veces la exigencia de leer 10 o 20 libros al año hace que, sin querer, los estudiantes busquen maneras rápidas para mantenerse al día y recurran a resúmenes donde se pierden los detalles de la historia. Lo mejor es fijar un número realista de lecturas, pero, sobre todo, leer con calma, disfrutando de cada párrafo. Para ello se recomienda dedicar buena parte de alguna clase a leer en voz alta y animar a la discusión. La lectura en voz alta puede acompañarse de actividades previas y posteriores que refuercen y mantengan el interés por la lectura.
La lectura prolongada y habitual nos hace más reflexivos y empáticos y nos prepara para diversos aspectos de la vida. No desperdiciemos la oportunidad de leer para cumplir las exigencias de la Currícula Nacional: es importante seguirlas, pero también ser críticos frente a ella.
Fuente: Reading Stories Activates Neural Representations of Visual and Motor Experiences. Nicole K. Speer, Jeremy R. Reynolds, Khena M. Swallow and Jeffrey M. Zacks. Psychological Science 2009 20: 989. DOI: https://doi.org/10.1111/j.1467-9280.2009.02397.x